El tic, tac...
Ese sonido que nos recuerda lo rápida, o lenta que puede ser la vida, el tic, tac, que si el tiempo fuera una persona, el reloj sin duda sería su corazón, que lo mantiene vivo y expectante, siempre hacia adelante, que nos trata sin saberlo, como un buen amigo, nos saca sonrisas, nos trae alegrías, pero en ocasiones ni el más cruel enemigo causa tanto daño como el inalcanzable tiempo, que en segundos, de los cuales es el dueño, de la alegría, da paso a la desdicha si mayor remordimiento, y entre sus brazos nos ve caer como si velas goteantes consumidas por el fuego. Ay mi apresurado amigo, acortas las dichas y haces que parezcan eternas las desgracias.